Cómo eran los mapas T en O
La representación de todo el mundo se ha hecho más simple a una «T en O», que hace aparición por vez primera en las etimologías de San Isidoro de Sevilla. Era un ecumenismo circular, cubierto por el océano y dividido por el Mar Mediterráneo en tres continentes: Asia, Europa y África, que fueron asignados a los hijos de Noé: Sem, Jafet y Cam.
Estas iniciales son representativas del nombre “Orbis Terrarum” y se refieren a una suerte de globo terráqueo o mapamundi que brotó en la Edad Media y tenía la propiedad de portar una alta letra teológica.
El mapa mucho más viejo de todo el mundo
El mapa mucho más viejo que se conoce es una tablilla babilónica del siglo VI a. Técnicamente, es un diagrama que conecta el mapa esquemático central con la descripción de siete islas míticas en la mitad del océano, conectando la tierra con el cielo. El mapa exhibe de esta forma la conexión entre el planeta mítico como lo conocían los viejos babilonios, expresado en escritura cuneiforme.
La tablilla fue clasificada en 1899 una vez que se encontrase en el lugar de Sippar, 30 km al suroeste de Bagdad y 60 km al norte de Babilonia, en el río Éufrates. El planeta se expone cubierto de agua, afín al mapa de Anaximandro o los mapas medievales de Orbis Terrarum. Con la diferencia, naturalmente, de que Babilonia fue el centro de atención en vez de Grecia o Jerusalén.
v. a.C., de Babilonia a Alejandría
Probablemente los mapas se hayan hecho a lo largo de cientos de años, pero la primera referencia a un mapa de todo el mundo se remonta por año 600 a.C. a la vieja Babilonia. Una tablet de arcilla que representa siete ciudades en el conjunto de naciones, el océano y las islas.
